martes, 6 de febrero de 2018

Tú, mi hogar...

Me he decido. Hoy te escribo para expresarte todo lo que llevo dentro (aunque dudo que lo puedas leer).

Dos años a tu lado han dado para mucho, a pesar de que parezca poco tiempo. Creo que construimos algo tan fuerte, que ahora es difícil de demoler.

Fuiste esa persona que, poco a poco, fuiste ganando mi confianza, mi respeto, mi orgullo y sobre todo, mi amor. Tú y tus detalles, esos que marcaban diferencias con el resto del universo, fue lo que me ganó. 
Tu preocupación por mí me hizo ver en ti la persona que quería tener a mi lado. Con la que quería [y quiero] caminar de tu mano en esto que algunos llaman el camino de la vida.
Tu sonrisa, esa que no se borraba de tu cara ni aunque perdiera tu equipo un partido importante. La que iluminaba cada uno de mis días. 
Tus caricias, las que nunca faltaban, fuera cual fuera el momento. 
Lo generoso, honrado y buena persona que me mostraste ser.
Las mil y una facetas que tienes. Que cada día me asombraban más. 
Lo bien que me cuidabas (algunas veces incluso demasiado).
Tu ánimo, tu apoyo siempre que yo lo veía todo negro. Y siempre eras capaz de cambiar mi forma de pensar.
Lo mucho que me has aguantado (que no es nada fácil). Tu paciencia llegaba a ser infinita. 
En ti encontré algo que llamé "hogar". Sí, con el paso del tiempo te convertiste en eso, en mi hogar. Al que quería llegar todos los días para recibir los mimos que siempre estabas dispuesto a darme. Siempre me ofrecías la calidez y comodidad de un hogar. Siempre eras tú conmigo.
Y cada día que pasaba, cada día que veía todo eso en ti, era capaz de volverme a enamorar de ti. Y fíjate que tenías el listón bien alto, porque desde el primer momento caí rendida a ti. (Sí, te costó un poco conseguirme. Sin embargo, ahora no quiero soltarte). 
Cada día a tu lado era un regalo que la vida me daba. Daba igual que estuviéramos alegres o tristes o enfadados... Cada momento juntos era único. 

No éramos perfectos. Pero éramos los imperfectos más felices que había sobre la faz de la Tierra. Éramos UNO. Siempre lo decíamos. 

¿Sabes? 

Daría lo que fuera por volver a todos esos momentos contigo. Volver a caminar de tu mano. Levantarnos juntos, mirar atrás y decir, ha sido un gran bache que hemos podido saltar, sólo porque podemos hacerlo juntos.
Haría lo que fuera por seguir viendo tu cara al amanecer o abrazarme a ti cuando nos vamos a dormir.
Daría lo que fuera por seguir extrañándote, pero no de esta manera (que duele), sino echarte de menos sabiendo que sólo son horas las que vamos a estar separados, y no días y noches como estamos ahora.




Ojalá.
[Contigo]
Siempre.

💗

Necesidad de..

Cuántas veces hemos querido tener una máquina del tiempo. Cuántas veces hemos necesitado volver al pasado, no por arrepentirnos de algo, sino que necesitamos volver a ciertos momentos para volverlos a vivir.

Cuántas veces nos hemos planteado si tenemos todo lo que necesitamos en la vida. Igual lo tenemos todo, y precisamente lo que más necesitamos es lo que no tenemos y lo que más falta nos hace.
En mi caso, no lo tengo todo, pero tampoco tengo lo que más necesito....no te tengo a ti...
Ni al tiempo. Ni las ganas...

Tiempo para que todo pase más deprisa... Pero qué relativo es el tiempo, ¿eh? Cuanto más rápido quieres que pase, más lento va.
Hay veces que ya no sabes si ha pasado una hora o un mes...
Dicen que cuando eres feliz el tiempo pasa volando, sin embargo, cuando no levantas cabeza, todo se ralentiza más. Los días pasan muy, muy despacio...Pero las noches se hacen eternas. Y dan demasiado de sí como para recordarlo todo, plantearte tu vida, intentar tomar decisiones... Pero sobre todo, abrazarte a la  almohada y quedarte "dormida" después de horas y horas llorando.

Ganas para levantarte cada mañana, echarle huevos a la vida, y poder volver a ser la que era [contigo]. Ganas para afrontar las tristes horas de la noche.
Las únicas ganas que persisten son las de volverte a tener conmigo, pero aún así, no se ni como poder usarlas...

Pero cuando algo se marcha, todo se va con ello, ¿no?

domingo, 4 de febrero de 2018

4 de febrero.

Hoy más que nunca mi memoria se inunda de flashes, de millones de momentos que se convierten en "simples" recuerdos.

Todos los días se me sentía la persona más afortunada de la Tierra sólo por el hecho de tenerte a mi lado. Y ahora...Ahora me siento la mujer más apenada por haberte perdido...

Hoy, dos años atrás, conocí a la mejor persona que he podido conocer. Te conocí a ti. ¿Quién me iba a decir a mí que serías tú quien pusiera patas arriba mi vida y te convertirías en uno de los mejores regalos que me ha ofrecido la vida? La que me ha regalado miles de momentos maravillosos, me ha ayudado a levantarme cuando me caía, me ha ayudado a cumplir sueños...
Simplemente la persona con la que me hubiera gustado continuar mi camino.

Pero, casualidades del destino, dos años después de conocerte, tengo que dejarte ir... Y duele, no sabes cuánto, ni cómo.

Cada día me levanto y pido que sea solo un mal sueño, que estés a mi lado para decirme que ya acabó la pesadilla y que todo va a salir bien. Y darte los besos y abrazos que tengo guardados para ti. Pero no. La realidad es esta, tú ya no estás.

Duele. No sabes cuánto. Intentar sacarte de mi cabeza cada día es más complicado. Y no te quiero ni contar en el día de hoy.

A veces, me gustaría meterme en tu cabeza y saber qué piensas...Supongo que así sería todo "más fácil".


La lluvia sigue mojando mis mejillas, y supongo que tardará en descampar. Habrá que dejar que el tiempo pase...y pase... y pase... Aunque siga soñando con imposibles...

sábado, 3 de febrero de 2018

Ella.

Cuando la ven, todos piensan que es una chica fuerte y segura de sí misma. Lo que no saben es que tras esa coraza de fortaleza y seguridad se esconde una chica frágil y vulnerable.

Después de tantos golpes que le ha dado la vida, decidió aparentar esa fortaleza, la cual desaparece todas las noches cuando se acuesta, abraza a la almohada y comienza a derramar lágrimas, hasta quedarse dormida.

En muchas ocasiones la coraza la ha ayudado para seguir adelante, tirar de los que tiene alrededor, intentar superar los obstáculos que le pone la vida. Pero ya no, ya no tiene fuerzas para tirar de todo... La chica fuerte y segura de sí misma se ha convertido en la más débil del lugar.

Ahora es ella la que necesita que tiren de ella, y ¿por qué no? que le devuelvan la seguridad que aparentaba tener y volver a ser la misma que era.



viernes, 2 de febrero de 2018

Ojalá...

Ojalá las heridas del corazón se pudieran curar con agua oxigenada y una tirita de dibujos, como las que nos ponían nuestras madres de pequeños.
Ojalá las heridas del corazón fueran como los rasguños que se hacen los niños cuando se caen, y si actuáramos como ellos: se caen, echan un par de lagrimas y a seguir jugando, todo sería más fácil.
Ojalá todo fuera tan fácil.
Ojalá siguiéramos siendo pequeños. Pero crecemos, y las heridas son más profundas y tardan más en cicatrizar, porque siempre hacemos algo que, cuando se está terminando de curar, vamos nosotros y volvemos a abrirla. Y otra vez a sangrar...Y otra vez a esperar para que se cierre... Somos así de masocas, ¿qué le vamos a hacer?
Pero lo peor no es que tarden en cicatrizar, sino lo que se queda dentro de la piel cuando termina por cerrarse: las infinitas sonrisas regaladas por la persona que (aún) quieres, las horas grises, los abrazos, millones de palabras... Los inmensos recuerdos que nos deja una persona que se ha marchado. Eso sí que no se borra. Eso se queda bien grabado en nuestra piel.

Duele.

¿Cómo sacarte de mi cabeza? ¿Y de mi corazón? Algo difícil, o mejor dicho, casi imposible.
Toca acaba como empezó. Despacio. Poco a poco. Tus defectos y los míos han podido con todo lo bueno que nos habíamos regalado.

Dicen que el tiempo todo lo cura, pero las heridas que tengo ahora mismo creo que no sanarán.
El olvido llegará, aunque digamos que siempre nos tendremos en la memoria, llegará. Más pronto para uno, más tarde para el otro.
al fin y al cabo es un final. Un final no deseado, por lo menos por mi parte. Pero cuando se toma una decisión, no hay marcha atrás.

Ojalá todo terminará siendo una pesadilla de la que pudiera despertar entre tus brazos, como hacíamos antes. Que fuéramos capaces de mirar más allá de lo malo y valorar los buenos momentos. Ser conscientes que nos necesitamos el uno al otro... Ojalá.
Pero soy realista, y sé que todo ha terminado.

Ojalá fuera verdad lo que decías, que todo es por continuar juntos, por volver a ser los que éramos. Esa pareja que pasará lo que pasará, podían con todo.

Ojalá todo fuera tan fácil y volvieras a enamorarte de mí como la primera vez.

OJALÁ.

viernes, 15 de diciembre de 2017

2018

Se va acercando el fin del 2017 y como es costumbre por estas fechas, todos comenzamos a hacer balance del año.
Pero el balance de este 2017 va a ser diferente. No diré lo típico de "ha sido un año bueno" (más que nada porque no lo ha sido) "espero que el que entra sea mucho mejor" (eso fijo que ocurre), etc. Sino que sólo sacaré el lado positivo de él.

Querido 2017 (como bien se ve, año impar y por tanto, año no muy suertudo para mí) año de sorpresas, cambios y alguna que otra alegría. Año de esfuerzos pero no muchas recompensas.
Agradecida por haberlo podido seguir compartiendo con los míos. Por las lecciones que me ha dado. Por ayudarme a conocerme más a mí misma. Y por poco más.

Sinceramente, deseo que termine ya este dichoso año, y que a ver si con un poco de suerte, el año par que entra me da un poquito más de suerte que este...porque este se ha cubierto de gloria.

Lo único que pido, como bien he dicho antes, es que me acompañen los que más necesito. Y que para todos nosotros sea nuestro año.

Feliz 2018.